Las cosas no siempre salen como uno quiere, y a pesar de desear mucho algo, no todo puede hacerse realidad. No obstante, aquellos sueños frustrados se quedan en tu interior, carcomiéndote poco a poco. ¿Y si hubiera hecho esto? ¿Y si hubiera hecho aquello? Esas preguntas pueden ser losas que te impiden a veces lograr seguir adelante.
Los orígenes del proyecto Un Elfo Sobre Ruedas se encuentran muy atrás en el tiempo. Desde siempre me ha encantado la naturaleza. Raro era el día que tras salir de la escuela no acabara en la montaña paseando y jugando. A medida que crecía, mi radio de acción también lo hacía, y la llegada de nuevos métodos de desplazamiento ampliaba mis horizontes. Con los años llegó el momento en que me animé a hacer el Camino de Santiago (variante Portuguesa), y ese estilo de viajar me enamoró.
Pasaron los años, y para mi 30º cumpleaños decidí emprender una aventura mayor: realizar el Camino desde la puerta de mi casa. Más de 1000 Km a pie, cargado con todo lo necesario para poder realizar el viaje, y con la idea de acampar durante el mismo, para así poder disfrutar de una mayor libertad. La cosa no acabó bien: un golpe de calor durante el primer día me obligó a abandonar tras sólo una noche fuera de casa.
Tras reflexionar sobre dicho fracaso, comprendí que quizás había sido demasiado ambicioso: intentar caminar 36 Km en un día (quería llegar hasta la Basílica de Lledó), cargado con casi 14 Kilos a la espalda, y en pleno mes de junio (ola de calor incluida) no parecía que hubiera sido la mejor decisión posible. No obstante, la idea seguía viva, y tras darle muchas vueltas, llegué a la conclusión que la mejor solución era volver a intentarlo, pero esta vez en bicicleta.
Llegó 2020, y con él la pandemia causada por el Coronavirus. Mi objetivo de volver a intentarlo quedo aplazado por fuerza. Pasó el tiempo, y para el año 2022 decidí volver a intentarlo. Bicicleta en mano, y con las alforjas bien cargadas, salí de casa. Lamentablemente, la cosa tampoco acabó bien esta vez. Aunque todo parecía ir de forma correcta, circunstancias personales me hicieron regresar a casa. Llegados a este punto, me rendí.
Pero donde hubo llamas, quedan brasas. Y durante los últimos dos años, la idea ha ido reviviendo poco a poco. Al principio de forma inadvertida, en lo profundo de mi subconsciente. Cada día que salía con la bicicleta a rodar por los alrededores, la determinación por volver a intentarlo iba creciendo sin yo darme cuenta. Disfruto mucho salir con la bicicleta, y con el tiempo preguntas fueron apareciendo en mi cabeza: ¿de verdad debo rendirme? ¿Qué pasaría si lo volviese a intentar? ¿Haber fallado antes implica volver a fallar cada vez que lo intente?
Así que aquí estamos de nuevo, preparándome para volver a intentar llegar a Santiago de Compostela en solitario desde mi casa, y con la misma ilusión, si no todavía más, que el primer día. Si hacemos caso al pasado, existen muchas posibilidades de que la aventura termine en fracaso de nuevo. Pero la vida no es una constante, sino una variable. Las circunstancias de hoy en día no son las mimas que las de entonces. Mi yo actual no es el mismo que entonces.
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